Sergio ROITMAN : blog

Publié le par Sarah Maïder

Abril 22, 2007

© Jim Rydell
At the Irish Village on site
¡Hola a todos!

Esta semana voy a escribir desde Casablanca, mi segundo torneo de la gira de arcilla. Es un honor para mí inaugurar el blog de atptennis en español. Espero que me traiga suerte.

Llegamos desde Montecarlo, donde perdí en segunda ronda con Max Mirnyi, y obviamente todo es un contraste. Allá me alojaba en un hotel sobre la costa y mi habitación tenía un balconcito con persiana automática, desde el cual veías el azul de la bahía de Mediterráneo, los yates... Era como una maqueta viviente. En Marruecos, la imagen que tengo es la de una señora colgando su ropa interior en el balcón de enfrente, y unas antenas parabólicas muy extrañas...

Casablanca es una ciudad muy interesante y diferente a lo que estamos acostumbrados los sudamericanos. Lo primero que impacta es el tema de la religión. A la tarde, cerca de las 16 horas, podés estar en el club y de repente por los altoparlantes, como si fuera una carrera de caballos, surge la voz que dirige el rezo. Es muy fuerte el asunto religioso, pueden estar en el medio de la calle, pero cuando llega el horario, tiran la alfombrita y... ¡al piso! Es fuerte para los que venimos de otra parte del mundo.

En primera ronda del torneo me toca contra Nicolás Massú, a quien conozco muy bien. De hecho, ayer fuimos juntos a un mercado típico, con su entrenador, Gabriel Markus; el mío, Alejandro Lombardo, y los preparadores físicos de ambos. La ATP pidió un taxi y a la vuelta tomamos uno en la calle. Es común que autos particulares hagan de taxis, pero al menos éste decía en el cartel: "Petit Taxi".

No llevamos cámaras de fotos al mercado para no parecer turistas, pero fue inevitable que se dieran cuenta. Imposible zafar: se te tiran encima para vender y ofrecen cualquier cosa, zapatillas que parecían de marca pero no lo eran.

Con Nico no hablamos nada del partido que jugaremos el martes. De hecho, antes de jugar en cuartos de Viña del Mar, Mercedes organizó una regata a la que fuimos los dos y en ningún momento hablamos de que teníamos que jugar. Espero que esta vez el resultado sea otro, ¡ni hablar!

En el mercado me terminé comprando películas, Babel y un par de comedias para pasar el tiempo. También discos de música, que es lo mío.

A Massú le voy a tener que prender fuego, pero no queda otra. ¡¡Se compró cuatro relojes truchos!! Imagino las marcas... ¡Debían ser Trolex seguro! Y el otro quizá Charrrtierrr, con varias "r". Después va por ahí y los luce como verdaderos, pero esos que se compró deben estar promediando los 20 dólares. ¡Vamos! Mi entrenador también, compró unos que deben ser Tulgari y no Bulgari.

Esta noche probaremos la pizza de Marruecos. Después les cuento cómo me fue.

Ah, y no se olviden de visitar mi página
www.sergioroitman.com.ar. ¡Los espero!

Nos vemos mañana.

Escopeta Roitman

Abril 23, 2007

© ATP
At the Irish Village on site
Hola, ¿cómo les va? Acá estamos de nuevo desde Casablanca.

Mi primer día con el blog tuvo muy buenas repercusiones y es buenísmo poder contar la intimidad del tenis. Lo unico que no me gustó es que hubo algún título fuera de lugar de un sitio web de Chile, que quiso hacer noticia con las bromas de un blog, por lo que conté de Nico Massú ayer. El es un amigo, lo entendió como una broma y no merece más lugar que éste.

Hoy me levanté temprano y desayuné un té de menta típico que me ofrecieron en el hotel (ver foto). Se sirve de una forma especial, levantando bastante la tetera porque el agua debe caer desde lejos. Si lo sirvo yo podía hacer un desastre en la mesa, así que le dije al mozo que lo sirviera él. Pensé que el té iba a resultar fuerte, como una patada al hígado, pero terminó siendo muy rico, una menta con sabor especial. Nunca probé algo así.

Algunos me preguntan por qué me llaman Escopeta. En realidad se dieron dos cosas: la razón es porque mi mejor golpe es la derecha, decían que salía como con una escopeta. Pero además, de chico era flaco y alto como escopeta. Entonces, no quedaba mal. Lo escuché por primera vez en los torneos juniors, cuando tenía 14 ó 15 años.

Hoy entrené en un turno antes de mi debut y descansé en el hotel. Me puse a escuchar los CDs que compré: uno de una sudafricana, Ayo, que hace una especie de soul; la discografía de Motorhead, rock bien heavy, y un grupo que mezcla lo pesado con electrónica. Me muevo por etapas, son momentos del día: domina el heavy metal y rock and roll, pero por ahí puedo tener 10 minutos de electrónico, o ritmos más tranquilos.

Cuando era adolescente, en una época en la que entrenaba pero no tenía al tenis como prioridad en la vida, iba a ver grupos de rock en Buenos Aires. Era mi época de pelo largo, ropa negra y anillos en las manos. Algunos lugares eran peligrosos, con cada carita... A veces la pasabas mal: una vez, tenía 17 años y fui a un recital de Hermética. La salida estuvo un poco peligrosa, había gente descontrolada... Intervino la policía para tratar de que retrocedieran y de rebote ligué un balazo de goma en el estómago. Todavía tengo la marca, me quemó la piel. Eran otras epocas...

De chico me familiaricé con la música. Estudié piano clásico entre los 6 y los 12 años. ¡Debería haber sido concertista! Mi papá, Hugo, toca muy bien. A los 11, yo tenía que dar una prueba que, de pasarla, recibía una beca y comenzaba mi proyección. Pero falté porque mi profesor de tenis me pidió dar una especie de exhibición a niños que comenzaban a jugar. Ese fue el quiebre, se inclinó la balanza.

Ahora toco la batería y me quedó poco del piano, lo necesario. De hecho, me gané una que otra apuesta, he comido gratis... Por ahí vamos a un lugar que tiene un piano, y mi entrenador, Alejandro Lombardo, que sabe que toco, me pide por favor: "Dale, probá algo". Obviamente que nadie me cree, es imposible, no hay chances, piensan. "Dale, intentá 'El Golpe' o 'Para Elisa'". El otro no me cree y después cuando apoyo los dedos en las teclas, cambian de opinión.

Recién vuelvo de cenar con mi coach, con José Acasuso, Diego Hartfield, Martín Vassallo Argüello y los equipos nuestros y a la salida del restaurante apareció un señor vendiendo peliculas y CD's. ¡Y siguio el shopping!

Bueno, voy a dormir porque mañana juego temprano con Nico. Veremos qué pasa.

¡Adiós!

Escopeta Roitman


Sitio oficial Grand Prix Hassan II

Abril 24, 2007

© ATP
The Burj Al Arab
¿Cómo les va?

¿Tengo que hablar del partido con Massú? Bueno, si no hay más remedio... Nicolás jugó muy bien, sólido con el revés. La táctica era insistir sobre el revés, pero él siempre jugó muy profundo. No lo esperaba. Para colmo quebró el saque de entrada y se manejó con tranquilidad en el resultado. Yo no le encontré la vuelta, lo que intentaba no me salía. En el segundo set, cuando estaba perdido, tuve una luz cuando pasé de 1-5 a 3-5 con mi saque, pero me apuré y se acabó.

A la tarde fui al mercado para cambiar el DVD de la película 23, el Número Equivocado. Cuando la puse, en vez de Jim Carrey, ¡aparecía el Pato Donald cantando el Feliz Cumpleaños! Llegué al puesto del que me lo vendió y, ¿saben lo que me dijo? Que la garantía había expirado... ¡Si lo compré hace dos días! "Ah, no, ya no lo cubre la garantía". Le protesté y el hombre miraba y murmuraba: "Qué te puedo decir...". Son los riesgos de comprar películas ahí...

Hoy no fue un día muy divertido para mí, pero ahora me estoy preparando para la fiesta del torneo. En realidad será algo más parecido a una cena, tranquilo. Acabo de perder una apuesta con mi coach y mi preparador físico y tengo que ir vestido con una camisa típica marroquí, regalada, que es un espanto (vean la foto). Blanca, bordada en el pecho, se van a reir todos. ¿La apuesta? Me la reservo.

Hablando de ropa, les voy a contar la historia de las camisetas que uso para jugar, con íconos argentinos. Yo conocía al dueño del estudio de diseño que las hacía. Ellos probaron imponer los logos sin hacer publicidad, de ahí el nombre de la marca, No Brand. Se contactaron con escritores y músicos, como Los Pericos, una banda de reggae, y con deportistas. En el tenis se encontraban con que algunos jugadores les decían: "¿Cuánto dinero hay?". No es lo que querían.

Yo estaba mal del ranking cuando me llamaron, pero no querían glamour. Me pareció una gran forma de promocionar los íconos argentinos. El más pedido es la vaca, también el Che Guevara, el bandoneón, el mate, Carlos Gardel... Ahora hicimos nuevos con Guillermo Vilas, con la típica vincha de los años 70, y uno de Gabriela Sabatini.

En todos los torneos la gente me los pide, a veces voy con un paquete extra. Es impresionante. Me pasó con gente del público en Montecarlo. Donde más impactó fue en Italia, la tierra de la moda. Y en los jugadores también: ya les di a Nicolás Almagro, a Filippo Volandri, a Nico Lapentti, a Rubén Ramírez Hidalgo... En algunos partidos, además, regalo a la gente. ¡Si le cae a algún cuerpo femenino, mejor!

Bueno, los dejo, me voy a la fiesta con mi camisa marroquí.

Mañana juego dobles, con Ramírez Hidalgo.

Ah, y no se olviden de visitar mi página
www.sergioroitman.com.ar. ¡Los espero!

¡Saludos!

Escopeta Roitman

Abril 25, 2007

© ATP
The Burj Al Arab
¡Hola a todos!

Jugué el dobles hoy con Rubén Ramírez Hidalgo y les puedo decir que ganamos... experiencia. Julien Benneteau y Nicolás Mahut nos dieron una clase, nos vencieron 6-4 y 6-4 y, sí, quedé fuera del torneo.

La fiesta de anoche finalmente fue una cena tranquila. En un bar con buena onda, estábamos los jugadores y algunos más, cuerpos no identificados que había por ahí. Nos sirvieron un vino que era un veneno, intomable. En el medio de la cena entró un típico grupo musical, a los gritos, con tambores y una especie de sonajero, vestidos en forma local. Estuvo bueno, fue muy pintoresco (ver foto).

Yo me sentía identificado con ellos, tenía la camisa correspondiente. Los jugadores hacían bromas, me decían que era un ridículo. Yo respondía que las apuestas hay que pagarlas. Igualmente me camuflé, fui con una campera arriba, pero se filtró la información y tuve que bajar el cierre y mostrar la camisa. Alguien de mi equipo de trabajo me delató. Parece que duermo con el enemigo.

Hoy practiqué con Diego Hartfield y mientras esperaba a jugar el doble me metí en Internet en el club. No soy un fanático de la red, chateo un poco, veo los mails y leo los diarios argentinos Clarín y Olé. A veces también entro al sitio de videos YouTube para ver Cha cha cha, un viejo programa de humor que está increíble, lo recomiendo.

Me queda un gran recuerdo de Casablanca. La gente es muy amable, en la calle te sonríen y saludan, es la cultura de ellos. Están también los que te quieren vender de todo, y así es como aprendés el arte del regateo. Por ejemplo, estábamos caminando y se nos acercó un tipo que nos terminó metiendo en su casa, que a la vez era el local de ventas. Nos sentó, ofreció té de menta, pero nosotros, sorprendidos, le decíamos que no queríamos comprar nada. "Siéntate, siéntante", rogaba en una mezcla entre español y francés. En ese momento vi que había unos puffs con piel de camello que me gustaron. Cuando le pedí que me mostrara, comenzó a sacar un montón, de distintos tipos, nos ofrecía de todo...

Ahí le pregunté cuánto costaban. Y tiró 1.500 dirhams, que serán 150 euros más o menos. Yo no había negociado nunca nada, no tenía parámetros tampoco de cuánto debía pagar. Y me dice: "Precio final, precio final, mil dirhams". Estaba loco, quería venderlos a toda costa. "¡Dígame cuánto quiere pagar usted!", nos exigía. Y le respondimos firmes: 500. "Nooooooo", se agarraba la cabeza, no lo podía creer. "800, 800. Argentino es familia nuestra. Ustedes son familia", mentía con tal de vendernos. Nos abrazaba y daba besos. ¡Una situación increíble! Yo le insistía en que no tenía más de 500 y él me dijo: "Escribe el precio final en este papel, pero no 500". Y lo hice. "Mirá, como somos de la familia, voy a escribir este precio", anuncié. Lo vio y se descostilló de la risa. ¡¡Le había escrito 501!! Nos agarró un ataque de carcajadas a todos, él no pudo parar por cinco minutos, y al final se los terminé comprando por 550.

Perdí más de media hora con eso, pero lo valió. Salimos y pasamos por otro negocio que tenía unos puffs parecidos. Le pregunté al vendedor cuánto valían y me dijo ¡¡200 cada uno!! Pero ya no me importaba, la había pasado tan bien que valió la pena. Ahora me los llevo a Buenos Aires para rellenarlos con plumas.

Me despido por hoy.

¡Hasta mañana!

Escopeta Roitman

Publié dans Legion Argentina

Pour être informé des derniers articles, inscrivez vous :
Commenter cet article